• Skip to primary navigation
  • Skip to main content

Ricos y Libres

porque abundantes y libres era muy largo

  • Capítulos
  • Sobre mí
  • Los buscadores
  • Ahora
  • Show Search
Hide Search

Lo que aprendí en mi viaje a la India

Antonio Herrero Estévez · Jun 2, 2020 ·

Acabas de descubrir que puedes mucho más de lo que imaginabas, que vales mucho más de lo que creías. Sencillamente acabas de franquear la barrera de la ignorancia que tenías de tus propias capacidades.
Dr. Ángel Escudero

Llevo unos meses viviendo de nuevo en el campo y estoy aprendiendo sin parar. He aprendido, por ejemplo, que puedes comprar pistachos crudos, germinarlos, plantarlos y tener tu propio pistachero, o que si echas cacahuetes 🥜 (también crudos) a la tierra en unas semanas tendrás una gran planta y unos meses después recogerás de tu huerto tu propio aperitivo.

¿Sabes? me doy cuenta de que mi ignorancia sobre la naturaleza no conoce límites y de que es una sensación tremendamente placentera, pues nunca he visto tanta magia junta como cuando me paro a observarla y sé que siempre tengo algo grandioso que descubrir.

Es curioso cómo la vida espera pacientemente dentro de las semillas. Estas esperan y esperan hasta que, un día, cuando se reúnen las condiciones idóneas, comienza a crecer esa vida que alberga en su interior, expandiéndose y creando todo aparentemente de la nada.

Parece como si toda la información de la planta, de cómo será, cómo crecerá, qué frutos dará, estuviera ahí desde siempre, expectante, aguardando el momento.

Me he dado cuenta de que el crecimiento de la vida, si quieres que esta sea expansiva, es delicado, pues tienes que seguir, día tras día, cuidando de que las condiciones sigan siendo lo más beneficiosas posibles. Pasado un tiempo la semilla, convertida ya en una planta, requerirá cada vez menos atenciones pues habrá empezado a guiarse en su desarrollo por sí misma. La miras de vez en cuando, quizás la encauzas con una pequeña guía y ella sola sigue su curso. Luego llega la madurez… los frutos… ya sabes.

¿Que por qué te cuento esto?

Te lo cuento porque ha llegado el momento. La verdad es que llevo ya muchos muchos meses posponiendo estas palabras quizás por falta de confianza, y digo que ha llegado el momento porque una persona a la que admiro mucho hace poco me hizo recordar el por qué de todo.

«…Jaja… Sí Antonio… sí existen, eso y mucho más que posiblemente nunca llegaremos a saber, pero al fin y al cabo son distracciones de lo verdaderamente importante: ser mejor persona cada día y ser capaz de amarte más a ti mismo y a los demás».

Así que, si me acompañas, te contaré en profundidad algunas cosas de las que ya te hablé por encima en los capítulos de mi primer retiro de Vipassana, el segundo retiro, la mejor inversión de tu vida y carta a los reyes magos.

La llamada

Volví de mi primer viaje a la India a finales de septiembre de 2018 y desde entonces no he parado de estudiar, de leer, de aprender y, sobre todo, de desaprender. Fui a esas tierras ante la insistente llamada de algo en mi interior que por entonces no sabía qué era, a realizar un curso intensivo de profesor de Hatha Yoga en Rishikes y un curso de diez días en silencio en un monasterio budista en Dharamsala.

Cuanto más pasa el tiempo y más estudio y más practico, más descubro y más experimento, menos tiemblo al hablar de ello y menor es mi cara de sorpresa pues más lo he normalizado, y también es mayor la convicción en mis propias palabras, lo cual es peligroso porque, como también aprendí, dudar de lo que ves, de lo que crees, de lo que oyes, y el estar constantemente preparado para estar equivocado, es el camino hacia el verdadero aprendizaje.

Vacía tu cántaro

Querido lector, querida lectora, como acostumbro a decir, esto que vas a leer a continuación es sólo mi opinión y no un hecho, esta es sólo mi perspectiva, no la realidad. Por eso es importante que no creas nada.

De hecho, hace sólo unos pocos años yo no creería ni una sola de mis palabras.

Pero si algo resuena en tu interior tras leerme, si algo se despierta en ti, si se activa, si se enciende, espero tengas el valor de ir en su búsqueda.

Te invito a que analices todo cuanto leas y cuestiones cada frase, tratando de encontrar todo aquello que es falso, sin valor, pero también te invito a que antes de juzgar mis palabras trates de percibir lo que mis palabras te hacen sentir.

Ah, antes de comenzar me gustaría decirte algo más. Algo importante.

Hace ahora ocho años leí un libro que en sus primeras páginas decía así;

Quiero decirte que muchas de las cosas que recomiendo en este libro te parecerán imposibles y hasta contrarias al sentido común más elemental. Soy totalmente consciente. Decídete a probar estas ideas como un ejercicio de pensamiento lateral. Si lo intentas, verás lo profunda que es la madriguera del conejo y nunca mirarás atrás. Respira hondo y déjame mostrarte mi mundo. Y recuerda: tranquilo. Es hora de divertirse y dejar que el resto fluya.

Ese libro se llama La semana laboral de cuatro horas, donde su autor, Tim Ferris, te explica que la vida que la sociedad te brinda, esa de nueve a seis, fin de semana, mes de «vacaciones» y jubilación a los sesenta y cinco, es muy limitada y limitante y además existen otras opciones perfectamente posibles y fáciles de conseguir si crees lo suficientemente en ellas: Aprender sin parar cosas que te apasionen. Ganar mucho dinero en poco tiempo. Trabajar poco pero inteligentemente. Viajar por el mundo. Destinar varios meses al año a lo que más te guste. Crecer como persona como nunca hubieras imaginado. Tener más experiencias en un año que la mayoría de las personas en toda su vida.

¿Y sabes qué?

Que tras leer eso, hoy, después de años de lecturas, de prácticas y de mucha voluntad, bueno, pues la verdad es que ahora mi vida se parece mucho a la del escritor de ese libro, y además sé que si el viento me sigue siendo favorable y yo sigo creyendo, estudiando y caminando, esto no ha hecho más que empezar pues la vida es larga y el universo abundante.

Querido lector, querida lectora, lo que quiero transmitirte aquí es que un día leí algo que la mayoría de las personas no creía posible y yo decidí que sí lo era y, además, decidí que era para mí. Tuve la voluntad de acercarme a esa realidad y esa realidad se acercó a mí.

Así que, como decía Anthony de Mello en su libro Despierta, yo hoy voy a hacer mi baile, mi danza. Y si te gusta la música que hoy suena, quizás bailes también.

Ahora te pregunto, ¿quieres bailar conmigo? 😀

Lo que aprendí en mi viaje a la India

¿Que qué aprendí? poco por ahora, muy, muy, muy, muy poco, pero lo suficiente como para tener un lugar por el cuál empezar a buscar.

De forma resumida, en los casi dos meses que estuve ahí (y en los años posteriores que he seguido con las enseñanzas) bajé diez kg de peso después de años intentándolo sin éxito y, a no ser que olvide o no practique lo que aprendí, no volveré a recuperarlos.

Descubrí lo que es el amor y comprendí que nunca había amado realmente. Entendí qué había «fallado» en todas mis relaciones con todas las personas con las que había interactuado desde que nací. Empecé a entenderme a mí mismo y a perdonarme. Comencé a amarme. Comencé a amar a otras personas.

Descubrí que no sabía nada sobre el sexo, que todo lo que había hecho hasta entonces era más parecido a dos bonobos borrachos que a dos seres humanos conscientes.

Comencé a eliminar mis bloqueos con el dinero.

Aumenté por cuatro mi capacidad de respiración en pocas sesiones y sé que si sigo practicando llegaré mucho más lejos.

Aprendí a observar cada uno de mis pensamientos. Durante algunas meditaciones, sentí como si mi cuerpo desapareciera y como si una nube negra cubriera todo lo que soy, sentí como si todo mi cuerpo fuera una mente, preguntándome con curiosidad si aún tendría piernas brazos o torso, sentí como si me cayera hacia dentro, hacia dentro de mí, como absorbido. En otras meditaciones escapé durante unos segundos del yo que hasta entonces conocía, fui más allá, a un lugar sin forma, sin sentidos.

Con sólo concentrarme empecé a sentir la energía fluyendo a través de todo mi cuerpo, como electricidad, y sentí aún más allá, debajo de ella. Pude hacer palpitar cada parte de mi cuerpo, pude conectar energéticamente varias partes de el, pude trazar la ruta entre un punto y otro.

Sentí la piel y sentí la atmósfera rozándome, sentí los huesos desde el interior, sentí los órganos, sentí el corazón bombeando sangre.

Sentí el dolor, como hilillos al rojo vivo que se conectaban en mi interior, focos intensos de una sensación punzante, los recorrí enteros, los investigué, dónde nacían, dónde morían. En ocasiones hice desaparecer un dolor lacerante con tan sólo observarlo. Después traspasé la barrera del dolor y del sufrimiento, este desapareció y todo se quedó en calma. Toda mi energía en completa y absoluta paz, fluyendo, un cuerpo que ya no era un cuerpo sino una masa de energía acompañada tan sólo por una lenta respiración y una conciencia alerta.

Por momentos tuve atisbos de percibir y sentir aquella fuerza de la que habla el poeta Rumi, esa que hace germinar humanos, animales y semillas, esa que nos cura el cuerpo;

Hay una fuerza en el interior que te da vida, búscala.

Sentí la energía que nos rodea, esa que llaman Chi, o Prana, o Espíritu Santo, aprendí a despertar a las cuatro de la mañana. Aprendí a dormir cinco horas al día. Aprendí a comer el último alimento a las once de la mañana y aprendí a no pasar hambre. Aprendí que es posible ayunar durante tres días. Y siete. Y treinta.

Aprendí que un ser humano entrenado no necesita alimento.

No sólo de pan vive el hombre.

Practiqué Pranayama y Yoga tres horas cada día, sintiendo un grado de bienestar físico y mental como no creía que fuera posible, como si todo mi cuerpo fuera menos denso, como si estuviera despertando algo largo tiempo dormido.

Permanecí en silencio diez días seguidos, y ahora busco veinte días, y treinta, y cuarenta y cinco a ver qué ocurre, qué descubro en mí meditando diez horas seguidas con breves descansos, escuchando mi respiración y sintiendo cada milímetro de mi cuerpo hasta llegar a un lugar donde, cuentan los maestros, desaparece, se desvanece.

A veces creí por momentos comprender el universo desde dentro de mí.

Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses.

Empecé a conocer a Buda y sus enseñanzas y sentí como si por primera vez en mi vida alguien me estuviera contando la verdad.

Aprendí a amar mi cuerpo. Aprendí a cuidar y limpiar mi cuerpo para digerir mejor, respirar mejor, pensar mejor.

Aprendí lo que era el miedo, aprendí a sentirlo, a entenderlo, a mirarlo, a habitarlo, en ocasiones hasta a disfrutarlo. Pasé, de un segundo para otro, de tener terror a dar una clase de Yoga ante cinco personas, a pasearme erguido, feliz y seguro de mí mismo ante ciento treinta estudiantes.

Sentí como propio el dolor de la humanidad. Vi con una claridad absoluta todo el gran engaño a la sociedad, para después comprender que en realidad nadie engaña a propósito y nunca lo hará.

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.

Dejé de comer carne después de años intentándolo sin éxito porque comprendí desde el interior cómo se sentía mi cuerpo con unos y otros alimentos. Aprendí técnicas de relajación antes de dormir para entrar al sueño en un nivel de conciencia más elevado y tuve sueños lúcidos más reales e intensos que la realidad.

Pasé de no recordar ninguno de mis sueños a escribir páginas sobre ellos al despertar y a comprender, intuitivamente, algunos de sus significados.

Empecé a iniciarme en el despertar del tercer ojo, vi sentí diferentes colores en el entrecejo, sentí una vibración. Ese ojo que sale en los billetes de dolar de Estados Unidos, ese que adoraban los egipcios, ese que la mayoría no sabe que existe, ese del que no habla la ciencia, ese que nos hace humanos completos.

[ ¿Quieres despertar el tercer ojo? Lee Cómo despertar el tercer ojo, de Samuel Sagan. Puedes encontrarlo aquí ]

Empecé a iniciarme en los viajes astrales (con poco éxito por el momento por falta de constancia), esos de los que tampoco hablan, esos viajes donde, cuentan, puedes viajar a cualquier punto del universo con sólo el pensamiento, donde puedes encontrarte con tus seres queridos ya muertos (o vivos), esos donde puedes viajar en el tiempo (que no existe), donde puedes curarte de enfermedades.

Sí, en serio. No me creas, no vaya a ser que me equivoque, pruébalo y hablemos de tu experiencia.

[ ¿Quieres hacer viajes extracorporales? Lee Aventuras fuera del cuerpo, de William Buhlman, y luego La guía práctica para el dominio de las experiencias extracorporales, de Michael Raduga ]

La sensación que experimentas en el cuerpo es tu espíritu, pero está tan apegado que es difícil de imaginar que la sensación puede ser alguna vez separada del cuerpo físico. En largas horas de meditación, puedes separar tu sensación del cuerpo físico.
Roshan Sharma

Querido lector, querida lectora, es posible que a estas alturas ya te estés preguntando que de qué estoy hablando, y seguro que por tu cabeza cruzan fugaces pensamientos como: ¿Si es verdad, por qué nadie habla de ello?

Te lo he dicho un millón de veces.

Te has alejado de la verdad desde que naciste, y tu tarea, tu propósito de vida, es descubrirla.

Pasé de declararme ateo convencido, de no soportar la mera mención de la religión en general y la iglesia católica en particular y a dudar activamente de la existencia de Jesucristo, a comprender quién fue en realidad Jesús de Nazaret.

Empecé a admirarlo, le tomé como uno de mis maestros, lloré al leer algunas de sus palabras. Comprendí su amor por la humanidad.

Descubrí que lo que la iglesia dice que son milagros de Jesús, en la India se conoce con total normalidad como Siddis, milagros que no son milagros y que están al alcance de cualquier ser humano entrenado, capacidades que los monjes budistas experimentados dominan, aunque… te avisan que son juegos de niños y desviaciones de lo verdaderamente importante, que es llegar a un nivel de desarrollo que te permita ser plenamente feliz y hacer felices a otras personas.

Descubrí que gran parte de la medicina que conocemos en occidente está sesgada y que nos aleja de la salud.

Se considera hoy milagro a aquellos hechos que razonablemente la ciencia no puede explicar.
Dr. Escudero, médico Cirujano de Valencia que lleva operando sin anestesia cuarenta años y del que probablemente no has oído hablar porque, como él mismo dice: La sociedad actual no está preparada para conocer los verdaderos avances del ser humano.

No es una técnica, es un conocimiento de cómo funciona el cerebro.
Dr. Escudero

De acuerdo con el modelo cuántico de realidad, podemos afirmar que toda enfermedad es una disminución de la frecuencia.
Dr. Joe Dispenza

Conocí a una médico que al terminar la carrera de medicina en España se fue a la India unos meses a aprender, y cuando nos vimos, me dijo: Antonio, ¿cómo voy a volver a estudiar medicina si sé que se basa en un concepto equivocado?

Al regresar, empezó a estudiar Medicina Integrativa.

Descubrí que el ser humano puede curarse a sí mismo y transformar su cuerpo con el poder de su pensamiento. Descubrí que el ser humano es capaz de materializar cosas (como Jesucristo con los panes y los peces) con el poder de su mente. Descubrí que la telepatía y muchas más técnicas de las que posiblemente no hayas oído hablar, están al alcance de cualquier persona entrenada.

[ Entra aquí y busca: Controlled Offensive Behavior, Danish Scientis reports on october 76 alma-ata parapsichology conference, healing with light, Parapsichology in the people’s republic of China ]

Entendí a la iglesia y la perdoné.

Me di cuenta de que no había nada que perdonar.

Empecé a comprender su papel en la historia.

En breves ocasiones, al caminar por la calle percibí la conexión de hermandad entre todos los seres vivos y vi la perfección en cada uno de ellos.

Creí comprender por momentos el propósito de nuestra existencia.

Dejé por momentos de tener miedo a la muerte.

Dejé por breves instantes de tener miedo a la vida.

Pero, querido lector, querida lectora, sobre todo me di cuenta de que no sabía absolutamente nada, tuve la constancia de que llevaba toda la vida alejándome de la Verdad, de la verdadera felicidad, del verdadero bienestar, me di cuenta de que era un completo ignorante y de que todo cuanto había aprendido a lo largo de mi vida apenas me servía para nada, que había aprendido cosas perecederas, finitas en el tiempo, hijas solo de este tiempo y esta época. Me di cuenta de que llevaba toda la vida dormido, me di cuenta de que si quería aprender y ver, si quería seguir el camino hacia el despertar, iba a tener que dedicarme más profundamente a la tarea.

Alguien me había señalado el objetivo y ahora era mi decisión si caminar hasta el, comprendiendo que si quería hacer sonar la música que todos llevamos dentro iba a tener que aprender a tocar el violín.

Eso y mucho más aprendí en la India, pero vayamos por partes. Si aún sigues aquí y aún no has huido, empecemos por el final: No eres quien tú crees que eres, o no eres lo que tú crees que eres.

Comprendiendo el universo

Querido lector, querida lectora, imagínate que estamos tú y yo sumergidos dentro de una piscina llena de agua cristalina, cada uno en una esquina. Entre tú y yo sólo hay agua, agua que nos cubre por todas partes.

Desde fuera podemos ver el agua, aunque como estamos dentro y llevamos gafas de bucear, pareciera que no hay agua. Sabemos que está ahí, la sentimos al contacto con nuestra piel, sentimos su temperatura, pero como estamos dentro no la podemos ver.

Ahora imagínate que mi cuerpo empezara a generar calor, mucho calor, como una resistencia al rojo vivo. Imagínate que genero tanto calor que el agua a mi alrededor empieza a calentarse, y que sigo calentándola hasta que el aumento de temperatura llega hasta ti.

Detente, —me dices—, el agua ya está muy caliente, apenas puedo soportarlo.

Tú y yo estamos aparentemente separados, ¿verdad? sin embargo dentro del agua se hace evidente que estamos conectados, ligados, ese agua es nuestro nexo.

Fíjate, tanto estamos conectados que lo que yo hago, aún estando cada uno en una esquina, te afecta a ti también.

¿Me sigues?

Ahora imagínate un pez nadando entre nosotros. Estamos conectados también con ese pez. Pareciera que se desplaza sin ningún trabajo a través de ese líquido.

O imagínate que yo empiezo a hablar o que incluso pongo música en un altavoz sumergible. El sonido, partiendo de una emisora como si de una estación de radio se tratase, se transmite a través del agua surcando sus ondas el interior de la piscina hasta llegar a tus oídos que, como antenas, las perciben, luego tu cerebro las decodifica y por último las comprende.

Ah, la conozco, dices, me encanta esa canción.

Ahora hagamos una prueba, quedémonos muy quietos. Tan quietos y durante tanto tiempo que olvidemos que estamos sumergidos, tan quietos y tan concentrados que no sepamos dónde acaba nuestra piel y dónde empieza el agua, pareciera como si fuéramos lo mismo, nosotros, hechos de agua, confundidos, difuminados, mezclados. ¿Te imaginas la sensación?

Bien. Ahora salgamos de la piscina.

Querido lector, querida lectora, ahora tienes que imaginar un poco más. Aunque tú no puedas verlo, fuera del agua también estamos conectados, conectados a través de una energía. Esa energía está a nuestro alrededor, está dentro de nosotros, somos nosotros. A través de esa energía vuelan aves como aquel pez que nadaba en el agua, caminan personas, se transmiten ondas como las del wifi, como las del sonido, como las del sol, como las de nuestros pensamientos.

¿Aún me sigues?

Si yo emito calor como antes hacía dentro de la piscina, este te acabará afectando, o vayamos más allá, si yo emito un pensamiento o una emoción muy potente (pues imaginemos que mi emisora es muy potente), este te acabará llegando a ti a través de esa energía que tus ojos no ven. Y en función de lo potente que sea tu antena receptora, recibirás mi pensamiento o emoción con mayor o menor intensidad.

Ya que estamos, sigamos imaginando.

Cuando tu antena es poderosa, es decir, cuando tu cerebro está entrenado, altamente sensibilizado como un carrete de película fotográfica, comienzas a percibir ese «agua», esa energía, primero dentro de ti y, después, fuera, a tu alrededor.

Cuanto más entrenas más la percibes, más sientes esa conexión entre todos, ese nexo.

Y, ¿sabes qué? si sigues practicando, al igual que ahora con tu mente y con voluntad puedes mover tus brazos o tus piernas, cuando adquieras más destreza podrás manipular tanto tu energía como la energía fuera de tu cuerpo, que al fin y al cabo son la misma.

¿Por qué?

Porque la consciencia, esa que creíamos que estaba en nuestro cerebro, en realidad no está ahí sino en todo el universo, y es nuestro cerebro el que se «conecta», como una antena, a la consciencia.

Esa es la verdad. Tu cuerpo, la energía de fuera y todo lo demás en el universo, está unido, conectado, es lo mismo.

¿Comprendes? eso significa que no acaba tu piel y después empieza el universo, sino que no hay frontera, que tu piel, tus huesos, tu cuerpo, tu mente, el mueble de tu habitación, y el universo, son uno.

Recuerda esta frase:

Tú no estás en el Universo, tú eres el Universo. Una parte intrínseca de él. En última instancia no eres una persona sino un punto focal donde el Universo se está volviendo consciente de sí mismo. ¡Qué milagro más increíble!
Eckart Tolle.

¿Y por qué la mayoría de las personas no lo percibimos? —preguntas—. No lo percibimos porque nuestra mente no está entrenada, porque nuestro cuerpo no está despierto, porque nuestra mente está dormida, sobreestimulada, engañada.

Te lo vuelvo a repetir. Desde que naciste te alejaste de la verdad, no se te entrenó para comprenderlo, sino que se te estimuló para negarlo, para no verlo. Se te entrenó en la separación, no en la unión.

Te intentaron hacer ver por todos los medios que todo este conocimiento era ridículo. Esa es la estrategia. Ridiculizar lo que es bueno para ti, lo que te acerca a la sabiduría.

¿Que cómo te hicieron ver que era ridículo? Primero, de una manera directa y, segundo, confundiéndote, haciéndote pensar que todo esto es ciencia ficción.

Si quieres percibir ese agua, esa energía que nos conecta a todos, empieza a practicar meditación, Yoga, Chi Kung y Falun Dafa. Con unas practicas despertarás tu energía. Con otras prácticas la moverás. Con otras, la percibirás. Y con otras… la manipularás.

Comprendiendo el principio básico de lo que eres

Siéntate en un lugar cómodo con la espalda erguida. Si te sientas en una silla, no te apoyes en el respaldo.
Deja tus manos con las palmas hacia arriba reposando el dorso sobre tus muslos.
Cierra los ojos y toma unas cinco respiraciones abdominales profundas, soltando muy lentamente el aire por la boca, como si estuvieras tratando de llenar un globo.
Quédate en silencio tratando de relajar cada músculo de tu cara. Primero la frente. Después los pómulos. Luego los labios. Encuentra cada parte de tu cara que esté en tensión y relájala, después los hombros.
Cuando te sientas en calma, unos minutos después, no te pido muchos, levanta las manos de tus muslos y pon las palmas enfrentadas.
Aléjalas y acércalas entre sí muy lentamente, sin llegar a tocarse.

Tras unos intentos es posible que empieces a sentir una especie de magnetismo entre ellas, como si los dos polos de un imán se estuvieran atrayendo. Cuando más en calma estés y más practiques, mayor será la intensidad de ese magnetismo.

¿Lo has notado? Bien. ¿No lo has notado? Te animo a que vuelvas a probar hasta que lo sientas, si tienes curiosidad.

Si lo has notado acabas de descubrir algo importante: tu cuerpo es energía.

Si no lo has notado y no crees que sea posible, déjame recordarte algo: Todo aquello que merece la pena en la vida se consigue mediante el estudio, la perseverancia y la práctica.

No se aprende a hacer sonar una guitarra en cinco minutos, parece algo sencillo a simple vista pero en realidad una guitarra esconde una gran complejidad y miles de horas de esfuerzo y dedicación. Una guitarra es capaz desde hacer sonar «Entre dos aguas» de Paco de Lucía, hasta no ser sacada jamás de su funda y no emitir nunca una melodía.

¿Te cuento un secreto?

Lo que la mayoría de la civilización conoce de su cuerpo es una guitarra nunca sacada de su funda, y del mismo modo que se requiere estudio y práctica para hacer sonar una guitarra, también aprender a «usar» un ser humano requiere estudio, práctica y tiempo, aunque te sorprenderías con la rapidez que avanzas en tu propia melodía cuando te pones a practicar.

Sobre todo si llevas toda tu vida sin saber lo que realmente eres.

Eres un violín Stradivarius capaz de hacer sonar algo inimaginable y tú piensas que eres sólo un violín de plástico.

Tú eres una orquesta capaz de interpretar esto:

Y tú piensas que sólo eres capaz de esto.

Ahora que sabes un poco más de ti y acabas de descubrir por ti mismo los principios de, por ejemplo el Reiki, déjame contarte algo más.

Por qué a muchos les repugna la iglesia, y por qué eso es una pena

Algo me dice que cada día hay más ateos en el mundo.

Sin ser ningún entendido en el tema creo que es porque algunas personas se han cansado de que les metan historias incomprensibles con un embudo.

Cuanto más avanza la tecnología, el conocimiento, la conciencia, y nuestra civilización, los seres humanos queremos comprender más y más nos oponemos a que nos digan lo que tenemos que creer, pues estamos en la edad de la experiencia, no de la creencia.

De muy pequeño fui a un colegio de monjas, y entre sonoras bofetadas, gritos, miradas despectivas y hacerme sentir más pequeño de lo que ya era, el miedo empezó a crecer en mí.

Después, sobre los seis años, fui a un colegio de curas. En una ocasión un compañero de clase se meó encima del terror que le producía que «Don» Víctor golpeara con su único brazo y con toda su fuerza en la cara de otro niño.

Día sí día también iba a clase con miedo. A veces me tiraban de las patillas, y en una ocasión vi cómo, de un golpe, lanzaron a un pequeño al suelo desde su sillita.

Los miércoles teníamos que ir «por nuestra propia voluntad» a confesarnos a un sitio oscuro a contar cosas tan útiles para un niño y que además no comprendíamos tales como «perdón, esta mañana he dicho tonto» a un hombre sesenta o setenta años mayor que nosotros y que se escondía tras una reja y una sotana, una persona que además no sabía absolutamente nada de nosotros ni de nuestras emociones ni de la mayor parte de las cosas verdaderamente importantes de la vida.

Algunos días, tras contarnos cosas aparentemente mágicas e ininteligibles para una persona de aquella edad, nos invitaban a comer el cuerpo de cristo, ese que estaba expuesto en todas partes en una escena de terrible tortura.

No comprendíamos nada, todo nos parecía fantasía, y eso era exactamente lo que se pretendía, que no pudiéramos comprender.

Así que cuando llegamos a la edad adulta y pudimos pensar por nosotros mismos, nos declaramos abiertamente ateos.

¿Y sabes? es una pena.

Lo que no te contaron de Jesús de Nazaret

Vamos a imaginarnos que Jesús de Nazaret fue una persona normal y corriente que aprendió una serie de técnicas de meditación y de control del cuerpo y mente, las cuáles le llevaron a conseguir ver y hacer una serie de cosas que muy pocas personas a lo largo de la historia han visto o hecho. Técnicas que cualquier persona puede practicar, técnicas que tú puedes practicar. Esas técnicas están perfectamente explicadas en muchos lugares de la India y en innumerables libros desde hace miles de años, y aunque llegar al grado que Jesús llegó es muy complejo, es sólo cuestión de tiempo, perseverancia, práctica y disciplina.

Ahora imagínate que Jesús, después de aprender esas técnicas y después de comprender ciertas cosas, intentó transmitírselo al resto del mundo en una época donde el nivel de conciencia de las personas, y por tanto su capacidad de entendimiento, era bastante bajo.

El suyo, el de Jesús, ahora que sabía esas técnicas era muy alto. Uno de los más altos que un ser humano puede lograr.

Paréntesis.

Hay una serie de libros escritos por el Dr. David Hawkins donde, se supone que mediante procedimientos científicos, detallan cómo conocer el nivel de conciencia (es decir, el nivel de frecuencia energética) de las personas o de las cosas, sí, de las cosas, como así cuentan en un capítulo de Rick & Morty.

En esos libros explican que el nivel mínimo de conciencia de una persona es 0 y el nivel máximo 1000 y entre medias hay toda una escala de grises. Si se pudiera medir tal cosa como el nivel de conciencia de un ser humano, parece que el Dr. Hawkins encontró una forma.

Puedes leer los libros Dejar Ir, Verdad contra Falsedad, El ojo del Yo, etc.

Cuando el nivel de conciencia de un ser humano está por debajo de los 200 puntos, su energía es negativa, atrae energía negativa, tiene miedo de todo, ira, rabia, sensación de victimismo, tristeza. Los pensamientos que predominan en él son dañinos tanto para sí mismo como para el resto de la sociedad. Pensamientos de escasez, de esto es mío y sólo mío.

¿Has conocido a alguna persona así? ¿Has sido así alguna vez?

Cuando el nivel de tu conciencia está por encima de 200 empiezas a tener pensamientos de fortaleza, de «yo puedo», de crecimiento, pensamientos de carga positiva.

Imagínate que cuando te sitúas por encima de 500 las emociones que predominan en ti son la paz, el amor, alegría, calma. Eres y desprendes energía muy positiva y además atraes energía positiva.

Cuando estás por encima de 700 puntos percibes el mundo de manera diferente a como lo ve la mayoría de los seres humanos. Ves el mundo como de verdad es, no condicionado por tus experiencias ni por tus juicios. Es como si se quitara una cortina de tu cerebro, los velos de la ignorancia, y de repente percibieras la realidad real.

Ahora imagínate que en la época donde nació Jesús de Nazaret el nivel de conciencia de la población en general era de 90 y que en nuestra época actual, hoy, el nivel de conciencia medio de la población mundial es de 300.

¿Que por qué va aumentando el nivel de conciencia?

Porque el universo siempre tiende a madurar. Las conciencias, como las frutas, maduran con el tiempo si se dan las condiciones apropiadas.

Imagínate que la mayoría de los genios que has conocido en la historia de la humanidad como Da Vinci, Miguel Ángel, Charles Dickens, George Harrison, Socrates, Carl Jung, Bob Dylan, están por encima de 500. Son personas que parece que ven más allá, que están conectados con algún tipo de fuente de creatividad.

Ahora imagínate que Jesús llegó al nivel máximo de conciencia que puede llegar un ser humano, que digamos es 1000. Es como si Jesús se hubiera pasado el juego de la Play Station del Ser Humano, como si hubiera llegado la pantalla final y vencido al monstruo, incluso como si Jesús hubiera llegado a descifrar las líneas de código del juego que un gran programador hubiera ideado.

Buda y Krisna también llegaron a ese nivel y también se pasaron el juego, y de hecho también lo contaron al mundo y sus seguidores formaron religiones seguidas por millones de seres humanos.

¿Y sabes por qué tantas personas les siguen aún sin comprender realmente la profundidad de sus enseñanzas?

Porque, aún a pesar de no comprender algo de manera intelectual o experiencial, hay algo en nuestro interior que vibra cuando estamos expuestos ante la verdad. Cuando las enseñanzas son elevadas, cuando tienen un alto grado de conciencia, nos sentimos atraídos hacia ellas.

Es una pura cuestión energética. Esa es la razón por la cual nos gusta estar con personas con niveles de conciencia elevados, ya que su energía es tan potente que nos atrae.

Se tiene un sentimiento de exaltación y de gran vivacidad cuando algo dentro de uno dice: «Sí, sé que eso es verdad».
El poder del ahora

Cerramos paréntesis.

Ahora imagínate que Jesús, después de años de práctica y de autoconocimiento, se dispuso a contarle a algunas personas cercanas aquello que había aprendido. Esas personas supongamos que eran María Magdalena, Juán, Simón, Judas, Matías, Felipe, etc, ya sabes de lo que hablo. Fueron cientos y cientos los que se apuntaron a su curso, aunque sólo unas pocos lo terminaron, escribieron sobre ello y pasaron a la historia.

Jesús intentó transmitirle a sus estudiantes el fruto último de lo que había aprendido durante años, algo de un conocimiento tan elevado que no resultaba fácil explicárselo a personas sin ningún tipo de formación en ese campo.

Paréntesis.

Ten en cuenta que el nivel de complejidad de una enseñanza depende tanto del conocimiento del maestro como de la capacidad de entendimiento del alumno. Por eso, debido a que en la India existía una tradición de miles de años de espiritualidad (Busca sobre los Vedas, los Upanishad, Bhagavad-gītā, los Rishis) donde los conocimientos muy avanzados estaban a la orden del día entre miles de yoguis y ascetas, en los tiempos de El Buda, aquel gran maestro pudo profundizar y explicar conceptos mucho más complejos que los que luego enseñaría Jesús.

Cerramos paréntesis. 

Sus palabras en definitiva alentaban a estar en paz ante las circunstancias adversas de la vida, a amar, a perdonar, a tolerar, a no reaccionar de manera agresiva, a necesitar poco y a dar mucho, a tener un profundo control de nuestro cuerpo y de nuestras emociones, a comprender que todos somos hijos de una misma consciencia.

¿Pero qué nos llegó a nosotros? ¿Qué pasó con todo aquel conocimiento que de palabra suena muy bonito pero que en la práctica es muy complejo?

Pasó que en algún punto del camino alguien rompió el puente, quitó un peldaño de la escalera y, durante miles de años, en Occidente no tuvimos manera de investigarlo, de experimentarlo por nosotros mismos.

Pero sí, Jesús también te alentó a ti a desarrollarte y a llegar a su mismo nivel de compresión y sabiduría, pues si un maestro no te enseña cómo conquistar tú mismo la maestría, es que no es un verdadero maestro.

Quien crea en mí hará obras como las mías y aún mayores, Jesús de Nazaret

Jesús intentó decirte que tú eres increíble y que tienes, esperándote, unas capacidades extraordinarias. Jesús te habló desde el amor y desde la filosofía del tú puedes, pero… ¿sabes? la iglesia falló al transmitirte su poderoso mensaje, la iglesia te hizo ver que Jesús vino a la tierra a salvarnos de nuestros pecados, lo cual, por cierto, te sorprendería lo que verdaderamente significa.

La iglesia ha institucionalizado la culpa.
Allan Watts.

La iglesia te hizo ver que no, que el increíble era sólo él, que él era el único hijo de Dios y nosotros simples mortales, nosotros ovejas y él un pastor, y aunque el mensaje subyacente de la iglesia es uno y es muy transformador, lo explicó verdaderamente mal y de una manera enrevesada, con lo cual tú no pudiste comprenderlo desde el interior, y como no pudiste comprenderlo, dejaste de buscar dentro y empezaste a buscar fuera.

Cuando menciono ocasionalmente las palabras de Jesús, del Buda, de Un Curso de Milagros o de cualquier otra enseñanza, no lo hago para comparar sino para llamar tu atención sobre el hecho de que, en esencia, sólo hay y siempre ha habido una única enseñanza espiritual, aunque adopta muchas formas. Algunas de ellas como las de las antiguas religiones, están tan repletas de material añadido que la esencia espiritual ha quedado totalmente oscurecida. En gran medida, por tanto, resulta imposible reconocer su significado profundo, y su poder transformador se ha perdido. Cuando incluyo citas de las antiguas religiones o de otras enseñanzas es para revelar su significado más hondo y así recuperar su poder transformador, especialmente para aquellos lectores que sean seguidores de dichas religiones o enseñanzas. Lo que te digo es: no hace falta que busques la verdad en ninguna otra parte, deja que te enseñe a profundizar en lo que ya tienes.
Eckhart Tolle.

El mensaje principal de Jesús era que todos éramos hermanos, que todos éramos hijos de Dios, es decir, que la ilusión de separación entre unos y otros es ficticia. Que lo que haces a tu hermano te lo haces a ti, literalmente. Que ames a tu prójimo como a ti mismo porque… bueno, porque tu prójimo eres tú. Que en el hecho de dar recibes porque en realidad te lo estás dando a ti mismo pues todos somos uno energéticamente.

Si tu supieras lo que yo sé sobre el poder de dar, no dejarías el más sencillo alimento sin compartir.

Y eso es precisamente lo que la iglesia contó exactamente al revés, la iglesia te quiso hacer ver que por un lado está Jesús, por otro lado Dios, y por otro lado tú. Y al hacerte creer eso te hizo mirar para otro lado. Te hizo no perseguir la verdad, tu potencial, tu ser.

Dios debe estar ahí o debe estar allá, pensaste.

Dios debe ser de esta manera o de aquella otra.

Y tú, que además no podías comprender intelectualmente el concepto de Dios y que no te explicaron los métodos para experimentarlo, dejaste de buscarlo. Y al dejar de buscarlo la sociedad siguió su curso, animalizándose y creando cada vez más esta sensación de separación, la cual se acrecenta cada vez más y más con el mal uso de las tecnologías.

  • Esa mujer es diferente a mí.
  • Ese hombre negro es diferente a mí.
  • Ese inmigrante es diferente a mí.
  • Ese comunista o fascista o de Podemos o amante de los toros o vegano es diferente a mí.

Toda la misera de la humanidad proviene exactamente de este punto, de no comprender lo que Jesús y otras personas antes y después que él descubrieron y trataron de explicarnos.

¿Sabes?

A la iglesia católica le gusta mucho hablar de Fe, es decir, de creerte algo aunque no puedas verlo. En cambio otras enseñanzas te sugieren que no tienes que creerte absolutamente nada, te animan a que experimentes absolutamente todo precisamente para que no sea una cuestión de fe, sino que sea una comprobación empírica basada exclusivamente en tu propia experiencia, que no sea su verdad sino tú verdad.

Esos cuya devoción al gurú está basada en una fe emocional en lugar de fundarse en la comprensión de la sabiduría, no son recipientes adecuados para recibir enseñanzas.

Como ya te conté una vez, en los cursos de Vipassana te explican que hay tres maneras de adquirir un conocimiento, información o sabiduría:

  • Fe, a través de otros: alguien te cuenta que es posible llegar caminando hasta Santiago de Compostela, y tú te lo crees.
  • Intelectual: te cuentan el proceso exacto de cómo ir caminando hasta Santiago, e intelectualmente lo comprendes y aceptas como cierto.
  • Experiencia: te pones las botas, coges un palo y te pones a caminar. Cuando llegas a Santiago sabes de manera empírica que es posible, lo has interiorizado, es parte de ti, es tu verdad, no hace falta que nadie te lo cuente pues tú mismo lo conoces, lo sabes, lo eres.

Pues en la iglesia te hablan únicamente de la fe y te pierdes los otros dos, que son los que realmente importan y los que realmente te pueden ayudar a libertarte, a ser más feliz, a poner en práctica la enseñanza.

…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Jesús de Nazaret

Jesús lo dice muy claro, conoceréis la verdad. No dijo «os contaremos la verdad desde el púlpito para que así no tengáis que buscarla, no os preocupéis» sino que dijo «conoceréis». No la que yo te cuente, ¡tú serás el que la conozcas pues sólo así serás libre!

¿Lo comprendes ahora?

Es quizás la mayor mentira de la historia de la humanidad.

Te dijeron que existía la luna pero te indicaron que miraras al suelo.

Eso de Dios no es algo en lo que haya que creer. A Dios se le conoce con dedicación, con ilusión, con amor, con trabajo, con muchísimas horas de práctica, de meditación, de quietud, de concentración.

Mahoma estuvo muchísimos años meditando. Buda estuvo muchísimos años meditando. ¿Dónde crees que estuvo Jesús?

Cómo ver a lo que en Occidente llaman Dios

¿Que por qué? Porque, dicen, es el mayor gozo que un ser humano puede experimentar en la tierra.

Posiblemente aún estoy muy lejos de tener esa experiencia, pero empiezo a hacerme una idea.

Cuando aprendes a meditar el primer paso es tratar de encontrar la quietud de tu cuerpo empezando por los músculos y siguiendo con los pensamientos. Al principio tus pensamientos saltan de un sitio a otro, lo que se conoce como la mente de mono, pues nos es (de primeras) imposible mantener la atención concentrada en un punto. De esa falta de concentración tan brutal que tenemos los humanos te das cuenta en el primer día de práctica.

«El pensador compulsivo, es decir, casi toda la gente, vive en un estado de aparente separación, en un mundo locamente complejo de continuos problemas y conflictos, en un mundo que refleja la galopante fragmentación mental. La iluminación es un estado de totalidad en el que estás «unificado», y por lo tanto estás en paz. Eres uno con la vida en su aspecto manifestado -el mundo- y también con el yo profundo y la vida no manifestada; eres uno con el Ser. La iluminación es el final del sufrimiento y del conflicto continuo, tanto interno como externo, pero además es el final de la horrible esclavitud que produce el pensamiento incesante. ¡Es una liberación increíble!

La identificación con la mente crea una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que «Es». Cuando digo «te olvidas», quiero decir que ya no puedes «sentir» la unidad como una realidad evidente en sí misma. Puedes «creer» que es verdad, pero ya no «sabes» que es verdad. Y una creencia puede ser reconfortante, pero sólo cuando la experimentas llega a ser liberadora. Pensar se ha convertido en una enfermedad. La enfermedad se produce cuando las cosas no están en equilibrio. Crees que tú «eres» tu mente. Ése es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti«.

El segundo paso, una vez que has encontrado cierta quietud, es percibir las sensaciones sutiles que hay en tu cuerpo como la electricidad o las más burdas como el dolor, es decir, empiezas a sentir profundamente la conexión entre mente y cuerpo.

El tercer paso es lo que se conoce en Sánscrito como Pratyahara, que significa volver los cinco sentidos hacia dentro, es decir, que en el lugar de escuchar lo de fuera, de sentir el aire, de oler, etc, que empieces a sentir de piel para dentro, es decir, que concentres toda tu energía en tu interior, no en el exterior.

Espera, aquí lo explican mejor;

«Pratyahara es el quinto paso del Ashtanga yoga y es el primer paso del proceso de meditación. Hay tres pasos en el proceso de meditación: el retiro de los sentidos (Pratyahara), la concentración, (Dharan) y la meditación (Dhyana). Patanjali define la meditación de la siguiente manera: «La mente es capaz de trascender la conciencia del olfato, del sonido, del sentimiento, de la forma y del gusto y, al mismo tiempo, dejar que la conciencia funcione centrada en un punto». El objetivo de Pratyahara es internalizar los sentidos y eliminar las impresiones de las comunicaciones entre los sentidos y el cerebro. Desde el nacimiento estamos únicamente condicionados a ser conscientes del mundo exterior. La meta de Pratyahara es interiorizar nuestra conciencia. Pratyahara prepara los dos pasos siguientes: Dharan (concentración) y Dhyana (meditación)». 

El cuarto y sucesivos pasos los desconozco (leí ciertas cosas cuando estuve en India aunque lo he olvidado), pero intuyo que existe un momento de la meditación y de la concentración en el que, más allá de la mente, llegas a un lugar de absoluta quietud, de inmensa paz, allá donde no hay movimiento pero sí vida, y posiblemente, tras unos cuantos pasos más, tras muchas, muchísimas horas más de dedicación, sientas la esencia del universo, el Ser en su máximo explendor, la conexión total, la consciencia universal.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.
Salmos 46:10.

¿Qué crees que significa esta frase? Medita y descubrirás a Dios. Es decir, entra en un estado de introspección profundo donde desaparecerá tu mente, llegarás a tu ser y, ahí, por fin descubrirás de qué está hecho este tinglao que llamas universo, eso que algunos llaman Dios.

Y hablando de Dios.

La palabra Dios ha perdido totalmente su significado después de miles de años de uso erróneo. Muy pocas veces la uso. Cuando digo que ha sido mal utilizada me refiero a que personas que nunca han vislumbrado el reino de lo sagrado, la infinita vastedad a que hace referencia esa palabra, la usan con mucha convicción, como si supieran de qué están hablando. O argumentan en su contra, como si conocieran lo que están negando. Este uso equivocado ha dado lugar a creencias absurdas, afirmaciones y engaños del ego, como cuando se dice: “Mi Dios es el único verdadero, y tu Dios es falso”, o la famosa afirmación de Nietzsche: “Dios ha muerto. La palabra Dios se ha convertido en un concepto cerrado. En cuanto se pronuncia, se crea una imagen mental. Quizá ya no sea la vieja imagen del anciano de barba blanca, pero sigue siendo una representación mental de alguien o algo que está fuera de ti, y, en efecto, ese algo o ese alguien es casi inevitablemente del género masculino. Ni Dios, ni Ser, ni ninguna otra palabra puede definir o explicar la realidad inefable que está detrás de la palabra, de modo que la única pregunta importante es si la palabra es una ayuda o un obstáculo en cuanto a permitirte experimentar Aquello a lo cual apunta. ¿Apunta acaso más allá de sí misma, hacia esa realidad trascendente, o se presta muy fácilmente a transformarse en nada más que una idea, una creencia en tu cabeza, un ídolo mental?
Eckhart Tolle

Por eso, querido lector, querida lectora, si de verdad quieres conocer a Dios en lugar de que te lo cuenten otros y no sabes por dónde empezar, te sugiero que estudies a Patanjali, a Lama Rinchen, a Lao-Tse, a Edckar Tolle, a Paramahansa Yogananda, al Dr. David Hawkins, etc, y después aprendas técnicas de meditación y de Yoga, haciendo cursos de silencio de Vipassana para aumentar tu concentración y percepción y practicando mucho, muchísimo.

A veces la gente se acercaba a mí y me decía: «Quiero lo que tú tienes, puedes dármelo?» Y yo les respondía «ya lo tienes». Simplemente ahora no puedes sentirlo porque tu mente hace demasiado ruido.
Edckar Tolle

El conocimiento que alberga la India

Cuando recibí las enseñanzas de la India y empecé a comprender, de repente todo cobraba sentido por primera vez, todo estaba conectado, todas las enseñanzas surgían como una sola ante mí.

Curiosamente tuve que viajar hasta tierras tan lejanas para entender las enseñanzas más importantes de Europa de los últimos dos mil años.

Y no soy el único, créeme, cada año miles de personas retornan a sus países con los ojos como platos y cuestionándose la realidad, miles de personas que se encuentran en una encruzijada de dos caminos: ¿Ignoro todo esto, o lo persigo?

Jesucristo sabía que era Dios. Así que despierta y descubre quién eres realmente. En nuestra cultura, por supuesto, dirán que estás loco y que eres blasfemo y te meterán en la cárcel o en un manicomio (que es más o menos lo mismo). Sin embargo, si te despiertas en la India y le dices a tus amigos y parientes, «Dios mío, acabo de descubrir que soy Dios», se reirán y dirán, «Oh, felicidades, por fin lo has descubierto».
Alan Watts

Una de las cosas que aprendí es el indescriptible grado de conocimiento de los hindúes, la inconmensurable sabiduría que Buda dejó como legado y la tremenda belleza de las palabras de Jesús pero, sobre todo, la información subyacente que se esconde tras sus enseñanzas.

Ah, por cierto, si te preguntas qué quiero decir con el indescriptible grado de conocimiento de los hindúes, fíjate en este pequeño detalle que leí por ahí.

  • El CEO de Google es indio
  • El CEO de Nokia es indio
  • El CEO de Adobe es indio
  • El BOD de Amazon es indio
  • El CEO de MasterCard es indio
  • El CEO de Microsoft es indio
  • El CEO de Pepsicola era Indra Nooyi, indio.

En los próximos años, la India será el centro mundial de las tecnologías de la información.

También acabo de recordar uno de mis pasajes favoritos del libro Autobiografía de un yogui, déjame citártelo:

Todo científico creador sabe que el verdadero laboratorio es la mente; allí, más allá de toda ilusión, descubre él las leyes de la verdad. Las conferencias que se dicten aquí no serán meras repeticiones de conocimientos ya sabidos. Ellas anunciarán nuevos descubrimientos demostrados por primera vez en estas salas. Mediante publicaciones del trabajo del instituto, estas publicaciones de la India alcanzarán al mundo entero. Ellas serán de propiedad pública. Jamás se patentará invento alguno. El espíritu de nuestra cultura nacional pide que nos liberemos para siempre de la profanación de utilizar conocimientos solamente para obtener beneficios personales. Es mi deseo además que los medios de este instituto estén, hasta donde sea posible, al alcance de los trabajadores de todos los continentes, en este particular estoy tratando de llevar adelante la tradición de mi país.

Desde hace veinticinco centurias la India dio la bienvenida en sus antiguas universidades de Nalanda y Taxila a investigadores de todas las partes del mundo. Aunque la ciencia no sea de oriente ni de occidente, sino más bien internacional en su universalidad, la India está especialmente capacitada para realizar una gran contribución. La ardiente imaginación India, capaz de crear un nuevo orden en el conjunto de hechos aparentemente contradictorios, es controlada por el hábito de la concentración. Dicho control confiere el poder de sostener la mente en la investigación de la verdad con infinita paciencia. La estructura atómica de la materia fue bien conocida por los antiguos hindúes, uno de los seis sistemas de la filosofía hindú es el Vaiseika, de la raíz sánscrita Visesas, «individualidad atómica». Uno de los famosos expositores del Vaiseika fue Aulukya, también llamado Kanada, «el comedor de átomos», quien nació aproximadamente hace 2.800 años».

Sí, en la India se hablaba de los átomos desde hace miles de años y de otras cosas que tardarías vidas enteras en asimilar.

Qué tiene que ver Jesús de Nazaret con Masaru Emoto, con el cura de tu barrio y con tu amigo cristiano

¿Te has preguntado alguna vez por qué los sacerdotes bendicen el agua? Lo hacen porque Jesús sabía, gracias a un conocimiento y compresión adquirida a través de la meditación profunda, que las partículas del agua y de los alimentos cambian en función de cómo nos dirigimos a ellos o incluso cómo pensamos sobre ellos.

Sí, algo que posiblemente ignoren la mayoría de los sacerdotes.

Sí, Jesús de Nazaret y otros maestros conocían a la perfección la física cuántica que se está descubriendo recientemente.

Cuando hablas con amor al agua, es decir, cuando le mandas energía positiva, la estructura molecular del agua cambia, sí, eso que descubrió Masaru Emoto hace unos años, eso que tú mismo puedes probar en tu cocina con unos botes de arroz, eso mismo que lleva diciendo toda la vida tu madre sobre «el secreto de mis plantas está en hablarlas con amor», o cuando tu madre, con esa sonrisa de madre, te dice «el ingrediente secreto en la cocina es el amor».

Literalmente el ingrediente secreto es el amor.

El amor, es decir, una energía positiva de alta frecuencia que cambia a su vez la frecuencia y la estructura de las cosas que toca haciéndolas más… amigables a nuestro paladar y a nuestro organismo.

Cuando preparas una comida con conciencia artística, es deliciosa y saludable. Has puesto tu atención, amor y cuidado en la comida, entonces la gente se comerá tu amor.
Thich Nhat Hanh

Por eso los curas bendicen el agua y le llaman agua bendita. Lo que no te explicó la iglesia es que tú también puedes (y debes) bendecir el agua antes de bebértela.

¿Magia? ¿Milagro? No. Así funciona el universo, eso intentó decirte Jesús, Buda, y otros, y tú mismo, tú misma, puedes comprobarlo.

Por eso los cristianos bendicen la comida. Los cristianos bendicen la comida (posiblemente sin saberlo) porque mandan energía positiva a los alimentos que van a comer. Y además preparan su cuerpo, su mente y sus emociones para ingerir los alimentos. Nuestro proceso digestivo empieza muchísimo antes de meternos un trozo de pan en la boca, y con el mero hecho de parar un segundo frente al plato y darle las gracias, estamos aumentando tanto nuestra energía como la energía del alimento, resultándonos más beneficioso.

En el curso de meditación y silencio que realicé en Tushita, Dharmsala, nos pasábamos más de cinco minutos frente a la comida en el plato, mirándola y mandándola pensamientos positivos. Gracias por esta comida. Gracias por este arroz. Gracias por la persona que lo ha preparado. Gracias por la persona que lo ha traído hasta aquí. Gracias por la persona que lo ha cultivado. Gracias por el agua que lo ha regado. Gracias por la tierra que lo ha contenido. Gracias por el sol que lo ha nutrido…

En este alimento veo claramente la presencia de todo el universo apoyando mi existencia, en este grano de arroz veo el universo entero.
Thich Nhat Hanh

Eso me suena familiar, ¿dónde lo he escuchado antes?

Bendícenos, Señor, y bendice nuestros alimentos. Bendice también a quienes nos los han preparado, y da pan a los que no lo tienen. Bendice, Señor, a cuantos hoy comemos este pan, Bendice a quienes lo hicieron y haz que juntos lo comamos en la mesa celestial. Porque me das de comer, muchas gracias, Señor.

Sí, efectivamente, cuando te pones a pensar absolutamente todo el universo está conectado. 

Por qué los curas y las monjas se llaman hermanos entre sí

Tengo la suerte de tener un amigo sacerdote católico el cuál siempre me llama hermano, pero no fue hasta que estuve en India que comprendí por qué.

Jesús explicó que nos amáramos como hermanos porque primero sabía que éramos hermanos, descendientes todos de las mismas personas, y segundo que todos somos uno pues estamos conectados energéticamente, que todo el universo está ligado entre sí, que estamos todos dentro de una piscina llena de agua, que todos somos ese agua.

Aunque creas que todos somos muy diferentes, cuando veas a quinientos monjes y monjas rapados y vestidos igual orando, comprobarás que todos nos parecemos sospechosamente.

Y hablando de hermanos, te recomiendo ver en Netflix la serie A Strange Rock, un documental de National Geographic donde, entre otras cosas, te cuenta que todo el planeta está perfectamente sincronizado, que La tierra está viva, que respira, que se autorregula, que está perfectamente interconectada.

¿Te suena ahora menos extraña la devoción de los indígenas americanos por la Pachamama? ¿Te suena ahora menos fantasioso el planeta Pandora, hábitat de los Na’vi, de la película de Avatar? Sí, donde los habitantes están conectados con los animales, con los árboles y con el planeta.

Llegará un día en que los hombres conocerán el alma de las bestias y entonces matar a un animal será considerado un delito como matar a un hombre. Ese día la civilización habrá avanzado.
Leonardo Da Vinci

Despedida de la India

Era la noche del último día del retiro de silencio de Tushita, en Dharmsala, tras diez días de meditación y enseñanzas budistas donde aprendí parte de lo que acabas de leer en este y otros muchos capítulos del blog.

Salimos todos los estudiantes al gran jardín que por la mañana estaba repleto de monos y nos situamos frente a la gran pagoda. Lentamente, con el paso y la confianza de quien lo ha hecho ya miles de veces, nos fueron dando una vela encendida a cada estudiante al tiempo que la Venerable Drolma y su ayudante Maya comenzaban a recitar el mantra Om Many Padme Hum.

Más de cien rostros se iluminaban lo suficiente para ver las lágrimas correr a la luz de unas llamas que simbolizaban nuestro despertar, la luz de la sabiduría que disipa las tinieblas de la ignorancia. Decenas y decenas de voces entrecortadas por el llanto, tratando de elevar la melodía al menos lo necesario para ser escuchada por nosotros mismos, pues habíamos perdido la práctica tras días de contemplación.

Durante un tiempo indeterminado que deseábamos nunca acabase y a medida que el mantra cogía fuerza y ocupaba todo el recinto, nos acercamos a la pagoda a depositar nuestra vela que permanecería encendida toda la noche, nuestra última noche.

Horas después, ya en la cama, no podía dormir. Me costaba asimilar lo que había presenciado, lo que había escuchado, la belleza de las joyas que me habían entregado.

Qué es el despertar espiritual

Podría contarte muchas cosas sobre este punto y espero hacerlo cuando esté más preparado, pero por ahora lo resumiré en que el despertar espiritual se produce cuando dejas de buscar información de fuera, cuando dejas de creerte lo que otros te cuentan, cuando dejas de seguir las enseñanzas de los demás y entonces comienzas a buscar la tuya propia, cuando empiezas la búsqueda de tu maestro interior, cuando despiertas ante ti.

Querido lector, querida lectora, hasta aquí hemos llegado por hoy, si algo de lo que has leído te gusta, guárdalo para ti, si no, simplemente olvídalo. Quizás ahora ya sabes un poco más sobre los seres humanos, sobre el universo y sobre ti, o quizás simplemente has leído una historia fantasiosa.

Lo único que te distancia de una realidad u otra, es tu voluntad de acercarte a ella, tu esfuerzo, y tu curiosidad.

¿Que por qué te he contado esto? Porque es muy bonito y me hace ser feliz. Porque yo quiero para ti lo mismo, felicidad, abundancia, riqueza, libertad.

Gracias por leerme.

Tú no naciste para ser mediocre, tú naciste para la grandeza. La grandeza no es tener éxito, ganar una fortuna o que la gente te señale y diga: Mira qué importante. La grandeza es vivir de acuerdo a quién eres, y no hay un solo ser humano que en su interior no tenga grandeza. La mayor parte de los seres humanos se mueren con la música dentro, nunca la han oído sonar.
Mario Alonso Puig

¿Quieres suscribirte?

Es gratis, y si te cansas de mis emails te desuscribes, que también es gratis.

Reader Interactions

Comments

  1. Javier Ortiz Marco says

    3 junio, 2020 at 12:00 am

    Hola Antonio, ¿cómo estas?
    Necesito entrar en contacto contigo cuanto antes.
    Me ha fascinado tu escrito, y me llega justo cuando necesito hacer algo con mi vida.
    Por favor dime cómo puedo contactarte de forma personal.
    No voy a quitarte mucho tiempo.
    Me llamo Javier, tengo 68 años y estoy en una crisis existencial. Pensando en irme a algún lugar lejano a meditar ( cosa que he hecho por 30 años, )
    A finales del año pasado estuve en Valle de Bravo (México) en un retiro de 10 días en Vipassana.
    Muchas Gracias
    Abrazo!

  2. Isabel says

    3 junio, 2020 at 7:28 am

    Hola Antonio
    Vaya articulo…es casi un libro en toda regla.
    Me ha encantado y… cuanta información das!!!!
    Muchas gracias, enhorabuena por tu escrito y todo lo vivido. Un abrazo

    • Antonio Herrero Estévez says

      6 junio, 2020 at 7:49 am

      ¡¡Muchas gracias Isa!!

  3. Paloma says

    3 junio, 2020 at 5:39 pm

    Increíble… Gracias por aportar tanto.

    • Antonio Herrero Estévez says

      6 junio, 2020 at 7:50 am

      Gracias por leerme tanto :p

  4. Angeles says

    4 junio, 2020 at 6:26 pm

    Gracias, muchas gracias!! Me ha encantado !!!

  5. Beatriz says

    10 junio, 2020 at 10:27 pm

    Qué cantidad de experiencias… Qué vibraciones quedan después de esta lectura! … muchas gracias!!… maravilla de texto!

    • Antonio Herrero Estévez says

      13 junio, 2020 at 9:58 pm

      Te hacen vibrar porque las comprendes… ¡muchas gracias por tu precioso comentario Bea!

  6. Jaime says

    13 junio, 2020 at 10:32 am

    Gracias,

    Pocos sitios en occidente hablan con tanta sabiduría y este es uno. Tus árticulos motivan y dan información muy valiosa para el que tiene hambre de crecer.

    Saludos

    • Antonio Herrero Estévez says

      13 junio, 2020 at 9:55 pm

      Pocas veces me han dicho tanto en tan pocas palabras. ¡Muchas gracias Jaime!

  7. María J. says

    17 junio, 2020 at 7:37 am

    La manera en la que transmitís tu experiencia, y las palabras que elegís para hacerlo, por momentos son muy emocionantes (como mínimo). Gracias por eso hermano!

  8. Lola C.C. says

    19 junio, 2020 at 10:54 am

    Hace unos años, llegué a un lugar de mi vida en que tenía que elegir entre ser una sonámbula para siempre (y al paso que iba, ese para siempre iba a ser corto) o hacer algo. Me fui de viaje, no sólo de coger un avión, sino de viajar con el alma y la cabeza abierta de par en par.
    Es la primera vez en mi vida que no he tenido miedo.
    Durante esa experiencia me encontré con una persona que no tenía ni idea de que pudiera existir, y era yo. Parecía que me habían dado una pócima mágica que me hizo agudizar todos mis sentidos físicos y de los otros. Todo se movió, se movía continuamente dentro de mí y yo bailaba despreocupada la mayor parte del tiempo. Era apasionante e increíble. Cada día parecía ser una gran aventura que vivir y me sentía como alguien anónimo que tiene poder.
    Conecté de forma muy sencilla con personas que estaban despiertas, me comunicaba conmigo y con la gente. Nunca había sido de esa forma, quizás de niña, pero no lo recuerdo.
    Cuando volví a casa, al principio me sentía tan bien, que iba por la calle y alguna gente que no conocía de nada, de todas las edades y condiciones, me miraban, me sonreían y se comunicaban conmigo de una forma extraña-natural. Aquello era muy raro y precioso.

    Poco a poco esa magia se fue apagando, aún queda algo… y muchas ganas de encontrarme con ella de nuevo.

    Si alguien me hubiera hablado de un sistema o una filosofía que me llevaría seguro a este estado, no me lo hubiera creído, o me lo hubiera creído a medias. Tuve que experimentarlo para SABER que hay otra manera de existir mucho más… el adjetivo no lo puedo dar pero es el que se usaría para describir lo que es bueno, perfecto y emocionante.

    Muchas gracias por recordarme estas cosas con el artículo Antonio.

    • Antonio Herrero Estévez says

      23 junio, 2020 at 2:37 pm

      Acabas de relatar la experiencia clave :p

      Qué bonito Lola, gracias, muchas gracias.

      • Roberto Gatti says

        13 noviembre, 2020 at 11:40 am

        Gracias, gracias, sólo emoción al leerte, y leer los comentarios, abrazo a la distancia, Antonio

        • Antonio Herrero Estévez says

          15 noviembre, 2020 at 12:13 pm

          Gracias a ti una vez más por tu bonito comentario, gracias Roberto.

Copyright © 2021 · Ricosylibres.com | Porque abundantes y libres era muy largo
Aviso Legal