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Ricos y Libres

Porque abundantes y libres era muy largo

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Aunque parezca extraño, sólo unas pocas personas hoy en día quieren una vida genuinamente mejor. Si me dejas tu email creo que ocurrirán cosas. Cosas buenas.





¿Sabes cuando te digo que esto es importante?

Pues esto lo es.

En 2015 creé una web con mi gran amigo Mario.

El primer mes recibimos 700 visitas. Seis meses después 30.000 mensuales. En un par de años estábamos en 90.000.

No era mucho pero para nosotros era mucho. Lo conseguimos a fuerza de muchas horas y mucha ilusión.

Durante un tiempo fuimos una de las webs en España que más productos de Amazon vendíamos, y eso que no vendíamos una mierda.

Entonces Mikel, que era el responsable de afiliación en Amazon España en ese momento, nos invita a reunirnos.

Chicos, vais bien. Os hago una pregunta: ¿Si recibiérais más dinero, qué haríais?

La gente que sabe hace preguntas cortas, para ver si la respuesta es la de alguien que pilota o es la de un pardillo.

Entonces Mario y yo, que teníamos muchas ganas y metíamos muchas horas pero conocimiento lo que se dice conocimiento no teníamos demasiado, dijimos:

Pues… no sé. ¿Trabajar mucho más. Contratar a más redactores?

Vale. Déjame explicarme.

Cuando una persona te dice «si te doy más dinero, qué harías», lo que en realidad te está preguntando es: ¿Si te doy más energía, tú sabrías cómo emplearla para hacerla crecer? ¿Si te doy más recursos, tú sabrías qué hacer con ellos? ¿Si te doy 100, sabrías darme 1000?

Pero él y yo, aunque teníamos algunas cosas claras no teníamos la más importante.

Lee con atención. En serio. Confía en mí.

No sabíamos cómo convertir algo lineal, en exponencial.

Y como diría mi amigo Carlos Arias, LO LINEAL ES UNA BLASFEMIA.

En este universo en el que vivimos, hacer las cosas de manera lineal es una maldita blasfemia. Es no haber entendido cómo opera el universo. Es producto de haberse creído lo que te contaban de pequeñito en la escuela y de ver mucho la tele.

Entonces Mikel no volvió jamás a preguntarnos nada. Simplemente vio que no estábamos preparados para dar el salto. Que no estábamos maduros. Que no nos apellidábamos Utrilla.

Y como no lo estábamos, él no podía abrir el grifo.

Vale.

Llega finales de 2018 y Mario y yo nos separamos.

Conozco a un tío muy importante en mi vida que me explica cómo convertir mi negocio en exponencial.

Lo hago.

En un día de trabajo, literalmente un día de trabajo, organizo todo el tinglao para que funcione solo y todo esté delegado y entonces yo dejo de trabajar por los siguientes 3 años.

En un par de meses la web pega un salto y llega a 109.000 visitantes sin yo tocar un dedo.

Mikel lo ve. Me recomienda para que haga lo mismo en un periódico muy gordo. Acepto. Lo hago. Todo está delegado. Yo me dedico a escribir en Ricos y Libres. Abandono todo lo que tiene que ver con afiliación… y así hasta hoy.

Bien.

La moraleja de esto es que primero tienes que aprender a crecer, y luego tienes que crecer.

Y esta reflexión tiene trampa, porque en realidad hay que aprender a crecer en todos los aspectos de la vida.

Si te doy una finca de una hectárea, ¿sabrías qué hacer con ella? ¿Sabrías comprender por qué Rumi dijo que la tierra es el oro de los sabios o en cambio dirías jaja primo para qué quiero yo un cacho tierra?

Si te doy 1 millón de euros, ¿sabrías qué hacer con ellos o en cambio dirías ahora que todos los ricos son unos cabrones y tendrías un gran dilema y te acabaría explotando la cabeza y para aliviar tu dolor interno te comprarías dos casas tres coches siete camellos cinco esposas tres enanos y perderías todo en un año y volverías a tu trabajo de 9 a 6 y seguirías diciendo que todos los ricos son unos cabrones?

Si te doy 10 personas durante 6 horas al día, ¿sabrías cómo hacer que te ayuden? ¿Sabrías cómo hacer que se ayuden a sí mismas? ¿Sabrías como «usarlas» para crear algo más grande que vosotros mismos? ¿Sabrías cómo hacer que juntos, construyerais algo y dejárais un bonito legado?

Si te doy agua limpia, ¿sabrías cómo usarla sabiamente?

Si te doy las más valiosas semillas de alimentos, ¿sabrías cómo llenar graneros, alimentar familias, regalar excedentes?

Si te doy un matrimonio, ¿sabrías cómo hacer que sea fructífero y no un puto infierno?

Si te doy un hijo, ¿sabrías cómo hacer para que se convierta en un fuerte roble sonriente y no en una carga para sí mismo y para los demás y diga jaja primo qué guapo en tres de cada dos frases?

Si te doy un ordenador o un móvil, ¿sabrías cómo convertirlo en la mejor herramienta creada por el hombre y no en la mayor de sus desgracias?

Y ahora viene lo que nos debería hacer (aún) más pupita aunque la mayoría no sabrá siquiera por qué.

Si te doy una vida humana, ¿sabrías qué hacer con ella?

Si te doy una mente, una acojonante mente humana, ¿sabrías cómo usarla en tu beneficio y en el de los demás?

Si te doy un cuerpo, un maravilloso cuerpo humano, ¿sabrías cómo llevarlo a su máximo potencial de belleza, fuerza, flexibilidad, motricidad?

Bueno. Pues aunque de todas estas cosas prácticamente no sé nada, un poco sí.

Un poco. Repito. Un poco.

Es a lo que me he dedicado en los últimos años de vida.

A entender cómo crecer.
A comprender lo exponencial.
A saber qué somos y cómo nos mejoramos.

A descubrir los principios de la felicidad, la mente, el amor, la decisión, la organización, la salud, el cuerpo, las ventas, el dinero.

Y si te interesa, puedes comprar ese conocimiento en Un Manual hacia la grandeza.

Si no, una buena alternativa es guardar ese dinero en un cajón con candado y rezar o esperar para que crezcan mientras decimos que la culpa de todo la tiene el resto de la población mundial.

Millones de personas no pueden estar equivocadas. Confía en ellos.
 

Primero dite a ti mismo lo que serías.
Luego haz lo que tengas que hacer.
Epicteto

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