Usted está dormido, no sabe quien es por que no se conoce a sí mismo. Hoy es una persona, mañana es otra. Usted no hace las cosas, las cosas lo hacen a Usted. Así que me atrevería a decirle que si no se toma en serio lo que le digo, si no asume un trabajo sobre sí mismo como lo más importante que haga en su vida, seguirá durmiendo hasta el día de su muerte.
G.I. Gurdjieff
A principios de 2018 fui a un retiro de fin de semana de yoga y, durante un desayuno, uno de los yoguis mencionó el término «comida no inflamativa». Meses después fui a la India y en mi primer contacto con el ayurveda ese término volvió a aparecer una y otra vez.
Fue por esas fechas cuando empecé a comprender de manera intelectual que había dos tipos de comidas, las que te ayudan a estar desinflamado, sano y fuerte, y las que te hacen perder movilidad, energía y vitalidad.
Estaba aprendiendo algo valioso, estaba adquiriendo una herramienta que me haría subir de octava, subir de nivel.
El caso es que hace unos días fui al supermercado a comprar, y cuando estaba frente a las «leches» vegetales, una vez más me asaltó la duda de siempre.
¿Cuál compro? ¿De avena? ¿De almendra? ¿De arroz? ¿De soja?
Desde que dejé de tomar leche y empecé a comprar esos curiosos sustitutos que los magos negros de la industria alimentaria nos ponen en nuestro camino, siempre me encontraba con un dilema. Por un lado, al mirar los ingredientes me daba cuenta de que estaba llenando mi cuerpo de mierda en general y de azúcar en particular y, por el otro, en mi intento de volver hacia la normalidad cada vez compro menos productos que vengan envasados.
Cansado de esa situación fui a Google y busqué qué opinaba Marcos de Fitness Revolucionario sobre esas bebidas para ver si me daba alguna pista de cuál comprar.
Lo que más me llamó la atención del artículo estaba justo al final, cuando descubrí que hacer leche de almendras en casa era tan sencillo como poner unas almendras en remojo unas horas, batirlas y colarlas. Es así como se hace también la de avellanas, avena, nueces, pistachos, chufa… 😍.
Así que compré almendras crudas, las puse en remojo y unas horas después lo batí, colé, lo puse en la nevera y pasado un rato me bebí la leche de almendras más rica que he probado.
En un minuto de búsqueda enfocada había sorteado un gran obstáculo para disfrutar de un café de vez en cuando, para mi salud, y para el planeta.
No azúcar, no conservantes, no goma gelana y goma garrofín, no fosfato tricálcico, no sal, no lecitina de girasol, no aroma, no antioxidante ni extracto rico en tocoferoles, no vitamina D artificial.
Sólo agua y almendras.
¿Que por qué te cuento esto?
Te lo cuento porque cuando estaba bebiendo esa delicia fresquita me di cuenta de que la vida es un juego donde nuestra única tarea consiste en descubrir los obstáculos de la ignorancia y descubrir los obstáculos que otros ponen en nuestro camino, así que, si me acompañas hoy, te contaré lo que he aprendido sobre:
El juego de la vida
Imagínate que tú y cada uno de los seres humanos de esta tierra estamos en un videojuego. Al nacer, todos aparecemos en diferentes pantallas con diferentes niveles de dificultad y con diferentes obstáculos que nos separan de la siguiente pantalla.
El juego de la vida es sencillo, lo único que tenemos que hacer para pasárnoslo es precisamente darnos cuenta de que estamos en un juego y de que para pasar a la siguiente pantalla y seguir ganando puntos y experiencia, tenemos que, primero, reconocer los obstáculos que el juego nos pone en nuestro camino y, segundo, sortearlos.
¿Vemos un obstáculo? Lo sorteamos. Sencillo.
Un obstáculo es cualquier situación que nos impide realizarnos a nuestro máximo potencial, cualquier cosa que nos impide vivir en plena armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno.
¿Y cómo sorteamos los obstáculos? Como jugadores, lo único que tenemos que hacer al principio para aprender a sortear obstáculos es enfrentarnos a ellos varias veces y darnos cuenta de cómo son, y enfrentarnos a ellos varias veces es algo que nos resulta especialmente fácil en el juego de la vida, pues el diseñador del juego lo hizo de tal manera que nos muestra una y otra vez los mismos obstáculos hasta que somos capaces de sortearlos y así pasar de pantalla.
Y hay algo más.
Cada vez que nos enfrentamos a un obstáculo, este nos regala una herramienta, una pista de cómo vencerle. Así que lo único que tenemos que hacer es aceptar esas herramientas e ir ganando experiencia.
De este modo, cuando los obstáculos se presentan de nuevo frente a nosotros, sabremos identificarlos, usaremos las herramientas que ellos mismos nos han regalado, y podremos presionar el botón de saltar o de esquivar, seguir, y pasar de pantalla.
¿Me sigues?
Cada vez que pasamos una pantalla subimos también de nivel, y ese nivel tiene diferentes obstáculos a los que enfrentarnos y diferentes herramientas para hacerles frente.
Enfrentarnos a los obstáculos, recoger herramientas, saltar obstáculos, eso es todo.
Para comprenderlo un poco mejor, te contaré tres historias:
Historia 1. El emprendedor tímido
Te pongo en situación: cuando tenía veinticinco años alquilé una pequeña oficina en el centro de Madrid y empecé un estudio de diseño gráfico ofreciendo mis servicios a clientes y empresas. Yo no tenía apenas experiencia ni era muy bueno en lo que hacía, pero ahí estaba, tratando de ser diseñador gráfico.
Cada semana me enfrentaba a dos obstáculos comunes en la vida de todo diseñador, los cuales me llenaban de frustración y me impedían subir de nivel.
¿Cuales?
A menudo llegaba un nuevo cliente y me decía algo así como: Antonio, ¿puedes venir a verme a mi oficina y hacemos unos retoques? Antonio, ¿puedes pasarte por mi restaurante y te muestro lo que quiero? Antonio, eso es muy caro, ¿me haces una rebaja?
A mí me molestaba tener que ir a ver a los clientes porque me hacía perder tiempo, porque la mayoría de las veces eran pequeñas cosas que se podrían solucionar por email o por teléfono, y porque pensaba que si querían que yo trabajara para ellos, ellos eran los que tenían que venir a verme a la oficina.
Por el otro lado, me molestaba que me pidieran una rebaja porque consideraba que lo que hacía estaba bien de precio y, además, bien o mal era el precio que yo había elegido.
Pasaron dos años y yo aún seguía enfrentándome cada semana a la misma situación, a los mismos clientes, a los mismos obstáculos, a la misma pantalla.
Nada había cambiado pues yo no había recogido las herramientas.
¿Sabes lo que más me irritaba del asunto? El no ser capaz de expresar lo que yo realmente quería, el no ser capaz de controlar a mi jugador.
Un buen día me dije a mí mismo que ya estaba cansado, así que en unos minutos leí por internet historias de personas que tenían obstáculos similares, reuní el poquito valor que por entonces tenía, y empecé a decirle uno por uno a los clientes que yo tenía una oficina y que si querían podían venir a verme ahí.
A los otros, a los de las rebajas, les dije que mi precio no era negociable, y que si les parecía muy caro les podría recomendar a un montón de personas que lo hacían más barato que yo.
Querido lector, querida lectora, el juego de la vida está diseñado de tal manera que cuando te enfrentas a los obstáculos por primera vez, estos te pondrán a prueba de diferentes maneras antes de dejarte pasar de pantalla.
Es lógico, ¿no? ¿Cómo vas a pasar de pantalla y enfrentarte a dragones de nivel 50 si aún no eres capaz de enfrentarte a gamusinos de nivel 15?
Por eso al principio muchos clientes se sorprendieron, muchos se molestaron y algunos incluso dejaron de llamarme. Aún así, yo estaba decidido a seguir adelante, a usar mis herramientas.
¿Y sabes qué pasó a continuación?
Pasó que en los siguientes meses el juego de la vida me mandó unos pocos obstáculos parecidos, yo los sorteé y no volvieron más, nunca más, y entonces… subí de nivel.
Es sencillo, cuando subes varios niveles son los propios gamusinos de nivel 15 los que no quieren enfrentarse a ti pues saben que tú estás preparado para enfrentarte a dragones de nivel 50, por eso te aseguro que no verás a nadie llamar por teléfono a Amancio Ortega y preguntarle si le puede llevar unas muestras de jersey a su oficina.
Niveles diferentes, obstáculos diferentes.
¿Y qué había en el siguiente nivel? Otro tipo de clientes más interesantes para mi negocio, más dinero, más tiempo para mí, becarios, empleados… ¿Comprendes? Otra pantalla, otro nivel.
Historia 2: El conversador inteligente
Hace unos años, un amigo consiguió publicar en meneame.net un artículo donde hablaba de su empresa. Al poco tiempo de aparecer en portada, varias personas, varios trolls de las cavernas de nivel 47, empezaron a insultarle en los comentarios y a decirle que su empresa era una estafa.
Mi amigo, en lugar de enfrascarse en discusiones sin sentido con personas que no conocía y a las que no le importaban lo más mínimo, se centró en contestar, tanto a trolls como a personas interesadas, siempre de manera constructiva y aportando valor en cada frase.
Es como si omitiera de manera absoluta los comentarios ofensivos, como si ni siquiera les prestara atención, como si para él no existieran, y lo increíble es que al poco tiempo de ignorarles, al poco tiempo de no darles su energía, su atención, ellos desaparecieron como por arte de magia.
Desde luego mi amigo estaba en una pantalla muy alejada de la mía por entonces, estaba a muchísimos niveles de experiencia, y cuando le pregunté que cómo lo hacía tan sólo me respondió que él simplemente no se metía en guerras emocionales de otras personas, y que su tarea ahí era llevar su mensaje, nada más.
Querido lector, querida lectora, yo aún no he superado esa pantalla, pero sí he recolectado muchísimas herramientas y ahora veo con claridad el obstáculo cada vez que se presenta frente a mí, ahora veo mis debilidades, mis faltas, mis errores de novato.
Llevo una temporada probando diferentes técnicas de salto y de esquive y estoy seguro que, en breve, conseguiré pasar al siguiente nivel y que un nuevo mundo, una pantalla llena de nuevos desafíos, aparecerá frente a mí.
¿Y qué hay en la siguiente pantalla? Eliminación de tensión y desgaste psicológico, mayor efectividad en el propósito, conocimiento más profundo de las personas que se cruzan en mi camino a través de mejores preguntas…
Historia 3: El dolor de espalda evitable
Hoy sólo te voy a dar unas pequeñas pinceladas de este punto pues es tan importante que le dedicaré próximamente un capítulo entero, así que…seré muy breve.
Desde que recuerdo sufro dolores muy fuertes de espalda, especialmente en las lumbares. Fui al médico, fui al fisio, fui al osteópata, probé decenas de masajes relajantes. Hice estiramientos, fortalecí mi espalda en el gimnasio, hice natación… probé todo lo que esta sociedad me decía.
Todas esas eran soluciones externas a un problema interno, y sólo desde dentro se podía solucionar.
Un día comencé a practicar ejercicios de ChiKung dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde y, pasadas unas semanas, mis dolores habían desaparecido por completo. Se habían ido, sin más. Mi cuerpo era otro.
Los primeros días, después de cada ejercicio sentía la energía correteando por mis manos, y con el pasar de las semanas, era todo mi cuerpo el que sentía aquella sensación, me sentía como electrificado.
¿Y qué hay en la siguiente pantalla? el despertar de las energías más sutiles del cuerpo, exploración de diferentes movimientos que antes no era capaz de realizar, mayor vitalidad…
Querido lector, querida lectora, ya te conté varias historias más en el capítulo de increíble, y aún así podría seguir describiéndote decenas, quizás cientos, de anécdotas que guardo en mi memoria y que te aseguro te iré descubriendo capítulo a capítulo sobre lo que verdaderamente es la vida: un juego, nada más.
¿Y sabes? Esto no es algo reciente.
Hace miles de años en la India crearon el conocido como Juego de Lilah, un juego cuyo único propósito es ayudarte a explorarte a ti mismo, un juego de autoconocimiento que te lleva desde el punto A, donde naces y lo has olvidado todo y tienes que recordar y no sabes nada, al punto Z, donde llegas a la meta de toda consciencia, que es la iluminación.
El propósito del juego de Lilah es ayudarte a obtener la habilidad para despegarte de tus identificaciones y ver cómo puedes llegar a ser un mejor jugador de la vida.
Una vez que entras en el juego (la vida), una vez que asumes tu identidad, tu personaje (ego), pierdes de vista tu verdadera naturaleza y olvidas la esencia de lo que es jugar el juego (vivir la vida).
Fuente
Este juego de la vida está lleno de pantallas, de pruebas, de obstáculos, de trucos, de magos oscuros que te proponen trampas, de caminos que parece no llevan a ninguna parte, de acertijos, de señales, de faros en la oscuridad.
Todos los seres humanos nos enfrentamos a las mismas pantallas solo que con diferentes niveles de dificultad. A la pantalla del dinero, a la pantalla de ligar, a la pantalla de los celos, a la de la esclavitud, la de los miedos, la confianza, la del amor, la salud, el dolor físico, el apego, la pérdida de un ser amado, los límites…
A menudo los principales obstáculos somos nosotros mismos, otras veces están ahí fuera.
Pero ¿sabes? Son sólo eso, pantallas que aparecen en nuestra vida, obstáculos que tenemos que superar para así seguir subiendo de nivel y avanzar en la senda del autoconocimiento, una senda donde cada vez tendrás más herramientas para caminar por ella y donde además indentificarás antes a los obstáculos, los cuales, por cierto, cuanto más avanzas, más te muestran su verdadera naturaleza, más descubrirás que en realidad no eran reales, más y más constatarás que en realidad los miedos sólo existían en nuestra cabeza.
Mi propuesta hoy es esta: identifica tu leche vegetal que no te gusta, tus clientes que te hacen perder el tiempo, tu punto débil al relacionarte con los demás, tu dolor de espalda. Y cuando lo hagas, piensa que es un juego, busca incansablemente hasta que encuentres la forma de sortearlo, de pasar de nivel.
¿Que por qué? Porque si no te quedarás en la misma pantalla toda tu vida, luchando contra los mismos monstruos, y pensando que no hay nada más allá de lo que ves.
Quizás ahora no me creas, pero para cada uno de tus problemas, hay una solución. Yo desde luego no sé cuál es esa solución pues sólo he empezado a darme cuenta de la partida, pero te garantizo que mi propósito de vida es buscarla hasta que la encuentre.
Gracias por leerme.
«Si crees que es importante saber de ti mismo sólo porque yo u otra persona te ha dicho que es importante, entonces me temo que toda la comunicación entre nosotros llega a su fin. Pero si estamos de acuerdo en que es vital que nos entendamos completamente, entonces tú y yo tenemos una relación bastante diferente, entonces podemos explorar juntos con una investigación feliz, cuidadosa e inteligente…
No exijo tu fe; no me estoy erigiendo a mí mismo como una autoridad. No tengo nada que enseñarte, ni una nueva filosofía, ni un nuevo sistema, ni un nuevo camino a la realidad; no hay camino a la realidad más que a la verdad. Toda autoridad de cualquier tipo, especialmente en el campo del pensamiento y la comprensión, es la cosa más destructiva y malvada. Los líderes destruyen a los seguidores y los seguidores destruyen a los líderes. Tienes que ser tu propio maestro y tu propio discípulo. Tienes que cuestionar todo lo que el hombre ha aceptado como valioso, como necesario».
Krishnamurti
Articulo muy bueno, como todos. Me tienen enganchada. Como diste con el chickung para los problemas de espalda? Tengo problemas en la piel pero todo lo que encuentro no sirve para nada. No se como ni donde mas mirar. Quiero ir a la india, alguna recomendacion desde tu experiencia?
¡Hola Paloma! muchas gracias por leerme,
Lo del Chikung es una larga historia. Primero lo veía en parques como El Retiro o en playas como en Alicante, y me llamaba la atención aunque pensaba, «cosas de chinos».
Luego fui a China y vi a muchas personas practicarlo y pensaba «chinos haciendo cosas de chinos».
Luego descubrí en internet algo de lo que pronto hablaré aquí, leí sobre lo que el ChiKung era capaz de hacer en el cuerpo (cosas que te supondrían un cambio de paradigma), y entonces supe que tenía que investigarlo y conocerlo.
Y hasta hoy 🙂
Respecto a la India, pues depende de lo que busques. ¿Quieres aprender Ayurveda? ¿Yoga? ¿Qué tipo de Yoga? ¿Masajes? ¿Astrología? ¿Meditación? ¿Quieres ir sólo para viajar?
La India es muy grande y lo que puedes aprender es mucho.
En cuanto a lo de la piel, no sé qué tienes, pero pídelo. Todas las noches antes de acostarte piensa en que quieres solucionar lo que tengas en la piel, que quieres encontrar algo. Imagínate que ya lo tienes solucionado, imagínate que tienes la piel perfecta, como a ti te gustaría.
Después, durante el día, empieza a estar atenta a las señales 😉
Un abrazo
Una vez más he disfrutado leyendo este artículo que todas las semanas pones a disposición de todos, de manera altruista, me parece muy interesante tu forma de ver la vida y el modo de exponer tus ideas, cada día se puede aprender algo nuevo con tus escritos. Muchas gracias Antonio
Mami contigo no es altruista, para ti escribo a cambio de comida y techo 😀
Soy un nuevo seguidor de tu portal. Me fascina la manera de escribir y me resuena todo lo que dices.
Y ese humor sutil que tienes me encanta.
Solo quería darte las gracias por escribir y compartir tus experiencias.
Saludos
¡Hola Daniel! gracias por seguir «mi portal» 😀
Maravilloso como siempre Antonio.
I had a similar situation with clients when I worked as an interior designer. I didn’t like it all, and I decided to stop this activity and start a new business as photographer. This job has brought me pleasure and good money. And now I’m on the lookout again.
Love your story 🙂
Hola Antonio. Yo también soy reciente seguidora… y ya habitual. Es un gusto leerte y además me llevas a la reflexión. Me ha interesado mucho lo que cuentas del Chikung… del que apenas se nada… lo mismo a mí también me serviría para los dolores de la baja espalda. Así que intentaré encontrar. Gracias por contar!! 🙂
¡Muchas gracias por tu comentario Bea! pues si te hacen reflexionar, ya han conseguido la mitad de su objetivo.
Respecto al ChiKung, en el artículo de «La mejor inversión de tu vida» te muestro los ejercicios que yo hago. Básicamente hago todos los días el reto de 100 días, y luego además hago otro de automasaje. Te animo de corazón a que lo pruebes todos los días durante un determinado tiempo, para que empieces a ver resultados y lo descubras por ti misma.
¡Un abrazo!
Gracias!!! Precisamente ayer leí ese artículo que me encantó… otra aportación «10». Hasta el siguiente relato! 🙂