Una de las técnicas más importantes que he conseguido finalmente implementar este año ha sido la planificación.
Empiezas aprendiendo a planificar tu día.
Cuando te manejas bien, empiezas a planificar tus semanas.
Después, empiezas a planificar tus meses.
Después, los semestres.
Después, el año.
Después, la década.
Después… la vida.
Y cuando llegas al momento de saber planificar una vida (intuyo, porque aún no estoy ahí aunque creo que me queda poco), te das cuenta irremediablemente de que no es tanto la planificación de un objetivo en sí, como la búsqueda de la realización de un propósito.
Tu propósito vital.
Míralo así: si hoy te apuntas en tu lista que quieres hacer tres cosas importantes para ti y tu crecimiento, y las haces y las tachas cuando llega la noche te sientes en calma. Sabes que tu día ha sido más valioso, sabes que has dado un pasito más.
Ahora imagínate que tienes un propósito vital y que, justo el día en el que vas a morir, tranquilo, sosegado, en calma, con una gran sonrisa, lo tachas.
La vida ha sido valiosa. Sabes que has dado un pasito más. Mueres sin arrepentimientos.
Sabes que no has vagado por la vida sin rumbo sin nunca saber a dónde ir.
Pues hasta los caminantes sin rumbo saben que su rumbo es el de descubrir, el de perderse.
Y es que, no saber a dónde ir es un arte en si mismo pues al menos sabes que no sabes a dónde ir, ¿y sabes? esa es otra cosa que he aprendido este año, que el NO es una decisión, quizás la más importante.
Pero en esta sociedad… la mayoría somos más bien como pollos sin cabeza que no se atreven a decir ni sí ni no por si molesta.
Asustados.
Guiados, quizás engañados, manipulados, por algo que no entendemos.
Como subidos en una barca sin remos en un río que no sabemos a dónde va.
¿Te viene bien a ti la dirección de este río?
Este año he aprendido a construirme unos hermosos remos de madera para mi barca.
Incluso he descubierto que si lo deseo puedo llevar mi barquita a la orilla, bajarme de ella y descubrir que también tengo piernas y que puedo caminar y seguir descubriendo.
En fin, eso te quería contar, el caso es que como hoy es 31 de diciembre y acaba un ciclo, hay que hacer lo propio.
Y al igual que cada noche antes de dormir agradecemos por el día que hemos vivido, hoy día 31 de diciembre agradecemos por el año que hemos experimentado, focalizando en aquello que ha sido positivo y nutritivo.
Gracias porque tengo manos. Gracias porque tengo pies. Gracias porque tengo un cuerpo sano. Gracias porque tengo un techo donde dormir. Gracias porque tengo buenos alimentos. Gracias porque he organizado retiros de desarrollo personal. Gracias porque he escrito un libro. Gracias por las nuevas amistades. Gracias por las viejas amistades. Gracias papá, gracias mamá, gracias a mis hermanos, gracias al amor que me han dado, gracias al amor que he dado… etc
El agradecimiento es infinito, ya sabes. Cuando lo practicas, te vas a la cama siempre, no falla, con una sonrisa.
Y lo mismo ocurre cuando agradeces el año el 31 de diciembre, que te vas al día siguiente, no falla, con una sonrisa.
Gracias por estar ahí.
https://youtu.be/KzrSZj8ejUM