Si un tren está encauzado en las vías, aunque vaya más despacio o más rápido, acabará llegando a su destino.
Lama Rinchen
Seré breve. No sé si te gustaría tener más vacaciones, o no tener que usar nunca más la palabra vacaciones. No sé si te gustaría ganar veinte veces más o trabajar veinte veces menos. No sé si te gustaría encontrar trabajo de “lo tuyo” o te gustaría cambiar de trabajo.
No sé si nunca encuentras tiempo para terminarte ese libro que te prestaron, o si nunca ves el momento de arreglar tus zapatos. No sé si hace tiempo que no llamas a tu madre o si no ves el momento de independizarte de tus padres.
No sé si te gustaría vivir en el campo, o vivir en un ático en tu ciudad. No sé si te gustaría aprender otro idioma, o mejorar los que ya sabes. No sé si te gustaría encontrar pareja, o conseguir amar de verdad a la que ya tienes.
No sé cuáles son tus sueños.
Lo que sí sé es que yo siempre he tenido muchos. Muchísimos. Y ¿sabes? hace tiempo encontré una manera para que, en vez de ser sueños, sean objetivos a punto de realizarse. Por eso, sólo por eso, he cumplido la mayoría de ellos y cada vez surgen más.
Mira un ejemplo real:
Empezar una lista. Tachar mis primeros cien objetivos de esta lista. Vivir una época en el Albaicín y despertarme viendo la Alhambra. Arreglar los zapatos de tela que están rotos desde hace un año joder a ver si me pongo que son diez minutos. Ganar 10.000 € en un mes. Vivir una temporada en Estambul y ver la puesta de sol en el Bósforo. Acostarme con una argentina en Argentina. Dormir en un refugio de montaña. Dormir solo en la montaña. Poner los palos del huerto para los tomates. Escribir las recetas de mamá. Vivir en Ucrania. Conocer a una chica ucraniana súper guapa y ver pelis bonitas juntos. Comprar una casa. Vallar mi parcela. Aprender a tocar el piano. Dar mis primeras cinco clases de piano. Tener un bosque comestible precioso. Hacer diez test seguidos de la autoescuela. Aprender a decir sí de verdad. Ganar 20.000 € en un mes. Viajar por Islandia en furgoneta. Estar siete días seguidos sin mirar el móvil hasta las 11 de la mañana. Aprender a destilar esencias de aromáticas con el alambique de papá. Viajar en barco con David. Escuchar atentamente a mis sobrinas. Aprender a hacer viajes astrales. Ayunar hoy día 21 de junio. Hacer un ayuno controlado de siete días. Aprender a decir no. Hacer cincuenta saltos dobles seguidos a la comba.
¿Y sabes por qué voy cumpliéndolos todos, uno por uno?
Porque tengo un cuaderno que en su tapa pone: Esta es la lista de cosas que amo hacer.
Y ya está.
Cosas pequeñas. Cosas grandes. Todo lo que quiero hacer que considero importante va en esa lista. Todo. Es sencillamente mágico ver cómo a medida que empiezas a poner objetivos, a conseguirlos y a tacharlos de la lista, vas desarrollando una extraordinaria capacidad de hacer que las cosas sucedan.
Querido lector, querida lectora, es posible que no le des demasiada importancia a estas palabras, pero has de saber que de todas las cosas que te he dicho nunca esta es con diferencia una de las más valiosas, uno de los conocimientos más enriquecedores para la vida de quien lo pone en práctica. Si ahora mismo vas a la papelería más cercana, te compras el cuaderno más bonito que veas, y creas una lista de objetivos que cumplir en tu vida desde los más pequeños a los más grandes y los vas tachando a medida que vayas cumpliéndolos, te garantizo que ocurrirán cosas. Muchas, muchas cosas.
Gracias por leerme.
https://youtu.be/6HrmhC-Cr5M?t=60
Si hablas de ello, es un sueño, si lo imaginas, es posible, pero si lo programas, es real.
Anthony Robbin